Se dicen los poemas que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, piden ser, piden ritmo, piden ley para aquello que sienten excesivo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día,como el aire que exigimos trece veces por minuto, para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
No es una poesía gota a gota pensada. No es un bello producto. No es un fruto perfecto. Es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

(Gabriel Celaya)
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Instrucciones de uso.

La plantilla de este blog, como creo que no sería seguramente necesario explicar, tiene dos columnas independientes. La de la Izquierda, más ancha, con entradas, textos e imagenes, propias. Y la de la derecha, más estrecha, asimismo independiente aunque textos e imágenes de una y otra puedan coincidir a la misma altura en la pantalla.
Por lo demás se use y ojalá se abuse en el mejor sentido. Se admiten todos los comentarios y críticas. Significará que los poemas, textos o imágenes habrán podido sugerir algo positivo al visitante o lector.
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viernes, 19 de septiembre de 2014


Haber estado allí, en la mítica isla,
en la ciudad vieja como la historia.
En Mitilene,en la isla de Lesbos.
Haber estado allí, naciendo el mundo
frente a las costas de Asia, bajo su aurora
de rosados dedos, su ofrenda fascinante.
A la que puso nombre la mismísima
amante de Poseidón, donde habitaron
los hijos de Orestes y los héroes de Troya.
Tal vez las negras naves recalaron aquí
antes o después de aquella larga  guerra;
por donde transitaron los santos,
aún la impronta de su huella milenaria,
los antiguos iconos de un imperio vencido.

Ante el mar esencial, el mar como una cuna,
el mar como una patria, el mar Egeo.
Donde ella nació, donde trazó su cálamo
sobre las pieles alisadas de Pérgamo
los versos más sutiles, allí ante el mismo mar
acallada su lira en otro acantilado,
para afrontar el beso de la espuma.

Haber estado allí y haber sentido el mar
igual que ella, y haber puesto los ojos como ella
en su profundo azul, nombre oscuro del mar,
su nombre oscurecido, su sombra sumergida,
el mar  y su silencio,  sus olas como besos
como una lejanía, promesa del amor
¿qué otra promesa? Su destino final,
¿qué otro destino?

A.P.  9/2014
























La isla de Lesbos desde Assos en la costa turca.                                               Puerto de Mitilene. Lesbos, Grecia.
“ Y envueltos en secos ramajes los amantes de un día  Devuelven su deseo a través de las bóvedas”
(Oscuro oficio de los muertos. Manuel Alvarez Ortega)



Pero ella era real, vivió y era mujer
y amó y fue amada; su nombre oscuro
vuelve a habitar la tierra bajo la tierra,
circundada de esfinges y  cariátides,
cercenadas su frentes, su mirada, sus labios,
mutilado su pecho  como el susurro negro
del viento que sopla en los recónditos
resquicios de los siglos. Y este túmulo inmenso
y sus ciegos pasillos soterrados
dan fe de su existencia.
Allí, en el norte, dentro del  ignorado círculo
que escondía su calma y  su memoria,
jamás borrada de los sueños su exótica
belleza oriental y desértica.
Aquí está bajo esta triste bóveda,
su nombre ya corpóreo  en la tumba,
el vago eco de la antigua leyenda
convertido en palabra de carne, 
solo polvo en el tiempo despiadado
del olvido, que sin embargo fue, mujer,
Roxana asesinada  presente   en esta oculta
sepultura en  que vuelve 
a través de sus arcos derrumbados 
lo oscuro de su nombre.



A.P.  9/2014




martes, 2 de septiembre de 2014



Septiembre

“Volver a empezar todo, volver a decir todo. Tras haber llevado la guadaña de la mirada sobre todo!  (Saint John Perse)

Y de nuevo Septiembre,
este tiempo abrasado donde todo regresa
puntual al insomnio;
como un desierto árido que abre ante mis pasos,
su promesa inequívoca de otra sed insufrible,
de otro nuevo silencio de arena y polvareda.

Porque el mar fue quimera de olas amansadas
que brillaron tan solo un instante en la playa
y la noche infinita como un oscuro océano
fue espejismo de espuma y de salitre 
que consteló  los labios de estelares cristales
y agrietó su ternura.

Y de nuevo Septiembre,
esta extensión ingente de llanto y de ceniza
ante mis pasos lentos que quizá ya no pueden
volver a atravesarla proscritos y expulsados  
al límite del mundo.
Volver a empezar todo, sin más expectativa
que los muros de roca y el frío de la noche
que se alzan descarnados al final del camino.

Y Septiembre de nuevo, su yermo , su vacío…
el viento de Septiembre, su soledad esteril,     
el tiempo desolado  en que el fulgor se apaga,
donde la arena es muda y el sueño ya no vuelve.

A.P. 2010

lunes, 11 de agosto de 2014

“…el agua libre,
El agua agreste, centelleante, indómita”
(J.J. Padrón) 
“El agua bendecida por la luz
En un vuelo nupcial
Que desposara el aire con la tierra” 
(J.J.Padrón)


Tú allí, cerca del mar, lejana,
contando los caminos de la luz sobre el agua,
escribiendo tus huellas remotas en la arena
como un ángel de mar que plegase en la orilla   
unas alas de espuma  y yo aquí sujetando 
con una brida oscura  mi corazón de tierra,
sepultando su invisible latido
con sórdidas razones,  su juventud perdida
entre las sombras.  Y tú sobre la brisa
y yo desde el olvido. Y tú desnuda
pero yo derramado
en medio de esta ciega incertidumbre,
sin saber si tú intuyes esta ambición de aire,
este deseo de alas, la mirada secreta
que viola la frontera de todos los horizontes,
para seguir tu senda de pájaro  marino
arriesgando otro vuelo, otro trayecto
de agua centelleante, indómita
de otro distante mar, lanzados a su altura
absoluta y azul, desplegadas las alas
de espuma, heridas de la luz
y el agua enamoradas.


A.P.  Julio 2014


“Cegando las preguntas desoladas”
(Justo Jorge Padrón)


Llamada pura,  convocatoria repetida y tierna
tu pecho poderoso, desbordado, excedido.
Porque en los labios es aun inocente
tu discurso de niña, la ingenuidad
que sabe del efecto letal de su belleza.
Fiebre ancestral de la especie biológica
haciendo presa de los ojos, las manos,
de este doble fervor  enamorado
que  no tiene elección y transita gozoso
de una cumbre a otra cumbre
y desciende feliz por sus laderas
y baja hasta la cálida penumbra de su valle.

No tu pecho, tus pechos; bellísimos, excelsos;
tus pechos como pájaros,  irrumpiendo
en el aire en que describen un raudo vuelo curvo
y regresan al nido que los sostiene en alto,
apenas encubiertos en el ánfora negra
donde el vino más cálido rebosa, en el balcón
de un palacio de sombra que proclama
más alta y más perfecta  su blancura;
planetas majestuosos orbitando tu orgullo
estelar de estricta hembra inequívoca;
par de bestias salvajes que devoran el corazón
de súbito, entregado con gozo al sacrificio
de su éxtasis alzado.

No dijeron los  antiguos escritos que son un atributo
de los ángeles, que anhelan sobre ellos
las caricias y los besos del que guardan
debajo de sus alas y ciegan las preguntas
desoladas, el enigma  que hace brotar el líquido
lamento solitario vertido en el vacío.

Ellos solos redimen la existencia
convocando incansables; conduciéndome
hacia el camino oscuro  de iniciación
en el significado verdadero del mundo,
al húmedo silencio donde mi blanca lágrima,
vencida su tristeza, se derrama
y mis manos y mi piel y mi cuerpo
son fiebre con su fiebre, son sueño
con su sueño, son carne con su carne.

6 Ago 14


miércoles, 6 de agosto de 2014

Koré.-

Sacral, alba, desnuda y dórica;
alzando la blancura marítima del lienzo
que de la piel descubre su  simetría perfecta ,
el capitel secreto de sus senos erguidos,
y la angélica pureza de su  fuste
su vientre y su cintura,
la proporción exacta de su cuello y sus brazos;
la azul hierofanía de sus ojos,
y el bermellón intenso de sus labios,
el sagrado proscenio de su frontón bellísimo,
Mujer, arquitectura, templo…

En su cuerpo palpita el sentido del mundo,
toda ella es sacral, ebriedad absoluta
del temblor de la  luz, la  semilla que brota
derramada en el umbral recóndito
ante la aún no desvelada  cortina oscurecida
de la muerte. Deslumbrante, marmórea
proporción aurea, iniciática senda.

Penetro hasta lo oculto de su sancta sanctorum, 
donde alienta indescifrable su incógnita,
su más oscura voz, la palabra terrible.
Allí, donde dios habla.

1 Ago 14

viernes, 11 de julio de 2014

Espejo.-

Este reflejo torvo de mineral alzado
me recuerda implacable que el tiempo 
ha transcurrido, que en la tarde que avanza 
se oscurece el espacio paulatino del cielo 
que en un mosaico antiguo me acusa 
sin piedad con su mirada.

Mirarme desde fuera, constatar lo objetivo
que saben otros ojos, saber también lo mismo
que los demás ya saben. 
Son ellos los que aceptan cómo soy. 
Un diluvio de plata opaco  y cuarteado 
ha sumergido el mundo
de todo lo  pasado y su rescoldo,
y su luz me devuelve simétrica
en contra  mi argumento.

Así soy, fuera de este reflejo nada existe,
su imagen cenicienta  es la única nave 
que salva la memoria objetiva 
y veraz de mi propio transcurso
porque la lluvia persistente, eterna,
este cielo cerrado de insufrible plomo,
apaga sin piedad toda mirada,
extingue  toda brasa.
Nombre.-

Yo antes  sabía pronunciar las palabras
y decía tu nombre con el énfasis justo
de la emoción, con el tajo preciso
y bello de todos sus rincones.
Mi lengua entraba entre sus consonantes
y besaba cada uno de sus resquicios
y acariciaba lenta sus comisuras;
se explayaba mi boca en el espacio amplio
de sus claras vocales para llegar más tarde
a su final como un horizonte, como una luna llena,
una perla, una playa desierta   que sumase
los sueños como olas en la orilla.

Me invadió poco a poco el  balbuceo
del tiempo, el  bostezo  del tedio y el estupor
helado del silencio; se entorpeció la lengua
se cayeron mis dientes  y se quedaron mondas
mis encías como silabas átonas
y otros nombres oscuros me inundaron la boca
de sonidos  confusos y se adensó enturbiada
la suave sinalefa  de salina saliva
que fundía a la tuya cada beso que entonces 
me escribían tus labios

Y ya no se decirlo, ya no puedo
reproducir tu nombre, recorrer  el sonido
diáfano de sus sílabas, viajar en su distancia.
Y sé que mi llamada es ya ininteligible,
se me enreda la voz y se me encalla                               
en la escarpa del tiempo  que transcurre
implacable entre sus consonantes,
en el largo  bajío de todas sus vocales
donde habita tu olvido, espeso, impronunciable.

Abril – Mayo 2014

miércoles, 9 de julio de 2014

















Roshanak.-

El ocaso ha sesgado sus oblicuos rayos
En las gradas sombrías de  Persépolis.
Los guardias aqueménidas  remontan todavía
sus rotos escalones, en procesión  ritual
de piedras milenarias.
El  joven general macedonio
conquistó en breve tiempo todo este vasto mundo;
como un dios conducía victorioso su ejército
siempre más al oriente. Pero hubo en sus ojos
otra mirada ajena al campo de batalla:
las pupilas profundas de Roshanak,                               
los asiáticos labios de Roshanak,
la viva, alta marea de su pecho,
la exacta encrucijada de su oscura  ternura.

Por el rojo crepúsculo de su encendida escala
el general asciende hasta la húmeda  gloria
de otro imperio distinto como el hondo misterio
del amor.  

(Urden celos ajenos con perenne ira fría
un insidioso crimen).

A.P. Julio 2014



Vincent.-

Este hombre sombrío de la foto,
este varón antiguo de habito atildado
con corbata de lazo y altas solapas,
de ojos casi vacíos  de ser tan transparentes
tenía el pelo hirsuto y la barba erizada
de tono pelirrojo.
Este varón oscuro de aspecto entristecido
fue presa enfebrecida de un extraño
dolor que laceraba su mente y agitaba
sin freno sus pinceles. La pasión de los rojos
los azules, los cadmios, el bermellón y el granza,
el cobalto y el Prusia,  esmeraldas,  vejigas,
el negro de marfil , blanco de plata
y la luz, una luz fiera y perturbadora
que  desde el amarillo de doce girasoles
o el torbellino azul de las estrellas,
fue la sola locura que disparó en su pecho
un tiro  de soledad e infinita tristeza.

A.P.  Julio 2013



viernes, 27 de junio de 2014


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“Y tu estás sobre el agua con todo tu misterio, luminosa y reciente.
                                                                                                        Milagro y medicina de mi cuerpo vencido”
                                                                    (Diego Jesús Jimenez. Crepúsculo en las aguas del Jucar. De “Bajorrelieve”)

 
Regresas en la memoria blanca de las olas,
en su espuma de besos y en el gozo
salobre del océano; vuelves de un sueño
y brotas de la niebla violeta del crepúsculo,
del esplendor temprano de la cárdena noche
que augura inmensamente el silencio sagrado
de su canto estelar. Oh remisión,  promesa,
soledad de la arena que levemente riza
el viento del desierto desolado,
lejanía diluida de pronto!  Tallado habita
en el sillar del tiempo el sagrado pronóstico,
la secreta inscripción que anuncia  tu retorno.
Se que estarás aquí  porque ahora somos
paulatino paraíso de pertenencia mutua ,
progresiva simbiosis de sombra desvelada;
tu eres el moteado animal velocísimo
que palpita  vigilante en la distancia
como las almas desnudas   de los muertos
que abandonan el mar donde subyacen
y vuelven a la tierra cuando gira el planeta,
como  violetas y azules amapolas
susurrando su canto de invierno en las alturas,
gozoso hallazgo a pesar del tiempo desfasado,
mano blanca que siento cálida y encendida;
tu eres el animal bellísimo que adopta
mi orfandad y protege mi exilio.
Vienes sobre las olas y en el aire del mar
con el ardiente viento que levanta su  arena,
con la cárdena noche que inmensamente augura
la única gloria  oscura e infinita
del amor,  su salvación absoluta y efímera.                                          4 Dic 2012