Lobos.-
Vienen desde lugares donde la caza
ofrece la dureza diaria de la supervivencia.
El corazón es firme y el colmillo afilado
se oculta ya en reposo tras la ternura
húmeda del belfo y la lengua dispuesta
a lamer con presteza las heridas
de cualquier camarada.
Pero cuando el aullido solitario y profundo
de los lobos se escucha en lo lejano de la sierra,
la luna esplende con la luz del misterio
de ese lazo secreto que pacta silenciosa
con el alma común de toda la manada.
2 Nov 2010
EN ROMA CON SHELLEY (2)
-
Percy Bysshe Shelley Roma, 23 de marzo de 1819 A Thomas Love Peacock
QUERIDO PEACOCK: Te escribí el día antes de nuestra partida de Nápoles.
Hicimos un via...
Hace 3 días