Un hombre y una mujer.
para hablar con la vida, entendernos con ella,
comprender su mensaje y su promesa.
Aprendíamos que tenía momentos
de intensidad profunda donde era poesía
y belleza su palabra. Lo contaban
Truffaut, Rohmer, Godard, Lelouch:
Aquella foto en sepia del hombre a contraluz
paseando a su perro en el crepúsculo
o aquel audaz travelling circular rodeando
la belleza del amor sobre la playa desierta
donde solo se oía el rumor de las olas
y el estridente grito de los pájaros.
Comenzamos la vida al borde de un arroyo
nuevo y tumultuoso y también fuimos
un hombre y una mujer y nuestras voces
cantaron quedamente bada bada ba, bada bada ba,
y creímos en ella como una posibilidad, como una esperanza;
un hombre y una mujer forjando una vez más
la trama del azar, el corazón alegre,
con la música dulce y vital de una rítmica samba,
haciendo la elección de un romance
que una y otra vez inevitablemente terminaba.
Los años han pasado como en una carrera
de antiguos automóviles, como piezas históricas,
(ya terminaron las 24 Horas de Le Mans
Y el Rally de Montecarlo)
retirados en la noche lluviosa de tan largo trayecto,
los encuadres, los planos, las secuencias
intensas de los días pasados, transcurridos
como en una película sin que apenas
recordásemos los detalles del script o el atrezzo
para poder rodarla con cierta coherencia.
Y ahora, tras todos nuestros suicidios,
transcurridos los años hubiéramos querido
que nuestras voces hubiesen dominado este tumulto,
que nos hubiesen amado como a héroes.
Y al final, sin embargo, nos tomarían por idiotas
que se han quedado aquí, haciendo círculos en el agua.
Mais, aujourd’hui c’est toi y con nuestro pasado
como guía quisiera reencontrarte sobre la arena
de la playa desierta, en la última estación
al final del trayecto de este tren detenido
para abrazarte amor, ya para siempre;
volver a ser un hombre y una mujer, bada bada ba,
aunque no hubiese cámara que hiciera
con travelling audaz y circular, de nuestro abrazo
tan solo una película, porque en la larga sombra
que ahora proyectamos, en el nombre de nuestro amor
antiguo, hay ya cierto sabor de un algo eterno.
A.Piquer 30 Julio 2013
1 comentario:
Y me venía a la cabeza lo de Benedetti:
"en la calle, codo a codo, somos mucho más que dos".
Gracias, Alfredo, por esos versos.
Publicar un comentario