A mi amigo Alfredo que al nacer
creyeron ser un Nibelungo
y, por su Karma, era un fragmento
del esperma de Homero.
Arúspice que en pecios desentrañas
el alma, despabila geometrías,
sueños, amores perdidos en Troya.
¡A Gelidonya... Alfredo, de la mano!
Tronara mi garganta y con Homero
de maestro aprendiera a decir: "¡ánimo!,
déjate llevar del viento que baja
del mastil a la proa", cual Patroclo,
Paris y Agamenón, Hector y Aquiles.
¡Ánimo, buceador de esponjas!. Rocas,
algas azules en un mar de cobre,
en Uluburun. Sal. Rumor de dóciles
manos, que al excavar en las aguas
se salvan de la arena y el naufragio.
Hilario Martinez. Nebreda. Julio 2011
1 comentario:
Ultimamente nos estás regalando mucha poesía de amigos, gracias por compartirla
Besitos de verano
Elen
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