Oda dorsal con asonante.-
Se que es larga la sombra de tus párpados
desde tus ojos infinitos y oscuros,
la trayectoria negra de tus ojos abiertos
claramente llamándome, de tus ojos bellísimos,
claramente llamándome.
Se que estallan de rojo vital como un incendio
para los besos tus entreabiertos labios;
y tu pecho me ofrece un paisaje de pájaros y valles
debajo de tu blusa donde palpita sensible
y fascinante.
Pero en tu lado oculto hay un paisaje cálido
que equilibra las órbitas de todos tus planetas;
porque tu eres la luna. Deja que te describan
con leve escalofrío la orografía de tu cara oscura,
mis besos incansables.
Allí donde tu cuerpo es reverso grandioso,
donde se alzan la gloria y la locura
del músculo y la piel con inmensa belleza;
en la postrer marea que levanta dulcísimo
el final de tu espalda, como suave oleaje.
Pero cierra los ojos, no mires hacia atrás,
recorreré la línea que desciende precisa
al enclave secreto donde late tu entrega,
hacia un mundo abisal de oscuridades
húmedas donde seamos amantes.
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