De sombra es tu vestido y tu pasión antigua
está oculta en el fondo de una oscura morada.
Tu voz es de silencio, de gotas que golpean
y abren sendas erráticas de empañados cristales.
Tus ojos son dos prismas de agua donde descubro
tu efimera ternura de tierra y de tubérculo
de capas deshojadas que arranco y te reducen
poco a poco a la nada difusa que me escuece
que se nubla de lágrimas y es de azul humareda
y de vapor de pócima extraña y aromática
que asciende por el angosto vano
de piedra entre mis vísceras. Tu mirada,un destello nocturno de astro intermitente,
como de ave vigilante e insomne.
Bajo tus pasos brotan raros hongos azules
y líquenes violetas paulatinos te cubren;
tus huellas son de bosque y de crujido
de días amarillos ya ajados, ya vencidos
de murmullos, de susurros dolientes
y de tempranas ráfagas frías y estremecidas
de inviernos que avecinan su sueño prolongado.
Pero tu eres de carne cuando pronuncias
las poderosas, únicas, las mágicas palabras,
las que fulgen y estallan sobre el fuego de súbito,
tus palabras de amor, escondidas , sagradasel conjuro secreto que pudo transformarme
de arrinconada bestia, de animal repulsivo,
en tu amante perfecto.
CIRCE (II).
Pero fueron estas artes de sombra
que practicas, como oscuro bagaje
aprendido en la cuna
el innombrable hábito
que desterró implacable
la compasión de tu alma
de hechicera que habita una isla de niebla
el odio que alimentas
como una huída en círculo,
el encono que nutres en tu fuga perenne
hacia ninguna parte
el conjuro terrible que detuvo mi tiempo
todo lo que cambiaba, sin que me diese cuenta,
el mar en este lodo
en el que me hallo preso desesperado y roto
como la bestia que hoza la inmundicia ,
olvidada la playa, agotadas sus lágrimas.
Alfredo Piquer.
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Circe. John William Waterhouse
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