Salomé.-
(A Gustave Moreau, Gustav Klimt, Stephan Mallarmé y Oscar Wilde)
Te bautiza mi amor que redime tu culpa
y te acuso de todo tu desamor perenne
que los escribas nunca transcribieron al libro
que dejaron sin nombre
Qué buscabas en mí salvo el silencio
Oh Salomé asesina! de párpados oscuros
como gris de tormenta.
El metal asimétrico de tu espalda orogénica
que cierra su cadena de eslabones de apófisis
y muestra su amenaza de cuchillas de escápula
cae ya sobre mi cuello y ejecuta
el súbito relámpago de su impía venganza
y tus dedos crispados asen ya mi cabeza
que pende de los largos enredados cabellos.
Salomé. Leon Herbo. 1889
Oh Salomé tatuada de sollozos!
Marcada para siempre de la indeleble tinta
de mis labios azules,
dibujado tu pubis de surcos que han labrado
sobre tu piel erráticas mis lágrimas.
Los entrabiertos pétalos de un gigantesco loto
que brota de tu vientre ensombrecido
han cubierto las flores de tu pecho.
En nombre de qué bárbaro pueblo
te adentraste en mis tiendas a expoliar mi estandarte
a derribar por tierra mi nobleza
y segar mi cabeza tantas veces?
Oh Salomé cautiva de un conjuro
de altivez y soberbia, adornada por siempre
de los rubíes de mis besos de sangre!
Florecido tu pubis del fruto desolado
de mi súplica antigua;
el brillo de granates y amatistas que exhalan mis heridas
se expande sobre el frío de tus ingles de plata
embriagadas de piedras.
Solo mis rasgos pálidos te acusan al final de tu crimen;
los párpados cerrados de mi faz cercenada
que se eleva despacio sobre ti y te deslumbra
de todos los agravios que ahora evocas
y detienen el rito inamovible de tu obsesiva danza
Oh Salomé asesina! de párpados oscuros
como gris de tormenta.
Oh Salomé ramera, hija de la gran puta!
Te bautiza mi sangre en nombre del hastío
del tedio y la tristeza mi desdén y mi huída
que empapará las páginas intactas
donde jamás los antiguos escribas
trazarán algún signo de nuestra vieja historia
en el libro cerrado que nunca tendrá nombre.
2006
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