Vampírico.-
Te nombro porque sabes que tu nombre redime
la sequedad perenne de mis noches.
Te nombro y en tu cuello se adivinan los vasos
azules que han buscado sedientos mis colmillos.
Y hay un fulgor abyecto en tu mirada fría
de escondida crisálida que genera las alas
que baten en lo oscuro y su lenta ponzoña
penetra en mi garganta adensada y salobre
y me ata por siempre al sabor de tu herida.
Tu herida, la que nombro, que muerdo y me resarce;
que me anega de sombra, del dolor de tu nombre
y me encadena al frío y puebla de silencio
el vano soterrado donde nunca reposo.
Te nombro con las lágrimas mil veces enjugadas,
con mi ávida lengua que no encuentra la tuya,
la piel cicatrizada que delata el mordisco
yugular de la ira.
Te nombro tantas veces como callo tu nombre;
El Vampiro. E. Burne Jones
con la palabra rota, disgregada, perdida
que fluye entre mis dientes
cada vez que he tentado tu piel impenetrable,
cada vez que este líquido de tus vasos azules
adensado y salobre me inunda del amargo
sonido necesario que suena cuando bebo
la sangre de tu nombre.
Alfredo Piquer Mayo 09
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