Clitemnestra.- John Collier
Clitemnestra.-
Tu cuerpo es un lugar de privilegio de donde nunca conseguí marcharme
porque jamás lo poseí hasta el fondo, estoy llegando a él toda la vida.
(Francisco García Marquina. El equipaje del náufrago)
Clitemnestra nunca tuvo un amante,jamás un hombre despertó la tenue primavera
de su piel, las flores de su pecho;
Egisto no existió. Quizá solo en su mente,
en el torpe argumento con que justificó
su ciego asesinato.
Ella nunca fue infiel;
un desierto de piedras y resecos olivos
le oscurecía el vientre y la ira del invierno
helaba su sonrisa y acallaba las olas
que pugnaban por batir en sus senos.
Un maremoto turbio arrasó los palacios
que habitó cuando niña cerca de los delfines
y un manto de ceniza ancestral y asfixiante
sepultó el incipiente latido de su sexo.
Mas cuando joven su cuerpo fue un jardín,
un lugar escondido de gozo y privilegio
que agonizó en el tiempo.
Clitemnestra estuvo siempre sola;
la oscuridad del mar cubrió los largos pliegues
de su peplo sombrío y las estrellas vieron
la estéril aspereza que marchitó su huerto,
lo exiguo del rescoldo en su ara recóndita .
Agamenón no supo como amarla;
él , que penetraba puertas guardadas por leones,
que ocupaba ciudades sagradas y lejanas
y superó defensas imposibles
nunca pudo asaltar su cerrada muralla
y aceptó la derrota en el combate del amor
porque jamás la poseyó hasta el fondo.
Dicen que Clitemnestra amó a otro hombre
pero nunca entregó la llave enamorada
de su belleza herida; y el vértigo del mar,
el fulgor de la espuma, la pasión de la isla
que surge en lontananza cuando muere la tarde,
se estrellaba incansable contra su escarpadura.
Y su crimen fue el crimen de la cólera
la acritud lapidaria de su silente oráculo.
Y ese fue el doble hacha con que mató al esposo,
la frialdad perenne de su pecho,
la aridez desabrida de su monte de diosa
y el bronce entristecido de sus ingles.
Y transcurrido el tiempo
las piedras de dos tumbas se acumulan
sobre los restos tristes de un sueño devastado
y los nombres son solo aire vacío
bajo las falsas bóvedas y una leyenda antigua
describe una tragedia que nunca vio la sangre
derramada en un dia sino el llanto callado
de un hombre asesinado en noches incontables.
Oct 2010